MESÓN DE GONZALO
En todas las visitas que hago a la
incomparable ciudad de Salamanca visito el “El Mesón de Gonzalo” y la verdad, siempre por descuido de hacer fotografías, nunca había escrito sobre él.
Ahora llegó el momento de hacerle
justicia ya que es de estos restaurantes que no generan ninguna duda.
Un producto de excelente calidad y un
conocimiento de la cocina por parte de sus profesionales, una ecuación cuya
único resultado es la excelencia.
Varios son los platos a destacar,
desde luego sus difícilmente superables croquetas, también he tenido ocasión de
degustar el cochinillo, excelente con una perfecta cocción, tierno y jugoso
como pocos en estos lares.
El día que nos ocupa tuve el placer de
degustar los siguientes platos:
En primer lugar, un original arroz negro
meloso con vieira crujiente y plancton marino. Un plato original, para mi gusto
el arroz demasiado pasado de cocción pero ya se sabe que el adjetivo “meloso” en
ocasiones se convierte en una estupenda arma de defensa. Magnífico en lo
referente a sabor y sobre todo presentación. Un punto menos de cocción, un
arroz más al dente, hubiera sido un 10.
De segundo, un bacalao asado con jugo
de carabineros. Aquí no tengo nada que objetar. Una magnífica pieza, con una
preparación perfecta, y encima la potencia que le otorga la salsa, preparada
con los carabineros. Otro gran acierto. Hay decenas de recetas para el bacalao,
incluso aquí en Barcelona tenemos hasta un restaurante que solo sirven este
sabroso pescado, pero la originalidad de la que me han servido aquí, ninguna.
Para finalizar, el propietario me
convenció para que me pidiera una “torrija de brioche bañada en chocolate
blanco y helado de yogurt búlgaro".
En algo tenía razón, con tan opulento
título parece que vayas a terminar como literalmente se dice “reventado” pero
no es así, me lo vendieron como ligero y así es. Ligero, fresco, dulce y sobre
todo rico, muy rico.
Para beber, una botella de albariño, de
la cual no recuerdo el nombre y tampoco fotografié. Sí recuerdo que la que pedí
no la tenían y el propio Gonzalo me trajo otro, eso sí de la misma variedad.
Estaba francamente bueno.
Lo aquí descrito sin café fueron 57 €.
Un trato familiar, amable y con una clientela de la ciudad, gente por lo que se
ve muy fiel. Lo entiendo.
A criticar, únicamente que ese día se
habían puesto de acuerdo todos los papas en llevar al Mesón de Gonzalo a sus
hijitos con los correspondientes cochecitos de bebé lo que convirtió el
almuerzo, en ocasiones, a lo más parecido a un jardín de infancia abarrotado,
donde no podían ni pasar los camareros.
He leído que terminan de cerrar el
traspaso del Surtidor, la marisquería que tantos y tantos años ha estado sirviéndonos y donde yo personalmente, y a pesar de su decadencia, jamás dejé de
visitar en cada uno de los viajes que hago a Salamanca. Tengo 57 años y ya mi
abuelo D. Manuel nos llevaba a tomar las gambas y nécoras del Surtidor. Mi
padre también aprendió el camino y seguimos disfrutando años y años de este
local de traicioneras escaleras, sobre todo después de un par de botellas de Ribeiro.
Pero así es la vida, la ampliación del Mesón es una buena noticia y a buen
seguro seguirá haciéndonos disfrutar.
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