TXALAPARTA

Un perfecto y deseado homenaje junto a mi amigo José María Sierra, perfecto anfitrión para ir al Txalaparta, por su conocimiento del local, por conocer al dedillo la carta y por ser amigo personal de la propiedad. Sierra se encargó de llevar la batuta en este ya clásico restaurante que ellos llaman sidrería y yo le adjuntaría la denominación de “cuna gastronómica de la cocina vasco navarra en Barcelona”.
El Txalaparta se mantiene fiel a sus orígenes, desde que abrió sus puertas en el 2002 yo personalmente lo he visitado en algunas ocasiones, y desde sus inicios, si por algo se caracteriza, es por la calidad extraordinaria de los productos, y en este negocio la materia prima es el 90%. Cuenta con tres zonas diferenciadas, la barra en la entrada, siempre bien surtida de pinchos (lo más demandado son las croquetas) y varios comedores a diferentes alturas.
La carta, pues la de un vasco, eso sí actualizada y respetando el producto: ensalada de cogollos de Tudela con bonito del Cantábrico, Tortilla de bacalao, anchoas a la Ondarresa, cogotes y kokotxas de merluza, y como no el insuperable chuletón de buey. Como veis a  un producto magníficamente escogido se une un recetario tradicional así como una elaboración irreprochable.
Empezamos por un aperitivo de la casa, uno de esos montaditos de chistorra, que estaba extraordinario, y del que no os puedo mostrar fotografía.
Un plato con tres de sus tapas estrellas, y a fe que los son: croqueta de queso, croqueta de jamón y rollito de bacón y queso. Tengo que destacar, y ya lo he comentado antes, la calidad de las croquetas, la de queso de un 10, crujiente por fuera y suave y delicada por dentro donde rompe el queso en el momento del primer bocado, de verdad sensacional. El problema es que al llegar a la de jamón la dificultad estaba en elegir cual de las dos merecía el “premio a la croqueta del día”. Felicidades.
Camembert frito con mermelada de tomate, muy bien preparados y respetando la integridad del queso, dificultad máxima de este plato, que al llegar a la mesa esté todo el queso dentro.
Platito de jamón, bueno ningún misterio, era de Joselito, ante esto sobran comentarios.
Llegamos al plato estrella de la jornada, el chuletón del que ya hemos hablado alguna vez y del que realmente poco más podemos añadir. Cuando la carne es buena, y esta lo es, y el punto de cocción el adecuado, no se puede pedir más.
La carne de 10. Lo suelen servir con patatas panadera, nosotros pedimos patatas fritas, acompañamiento ideal. Gran idea la presentación sobre un plato y este a su vez sobre una placa refractaria que hace que se mantenga a buena temperatura, sin que la carne se siga haciendo y pierda su punto.
De postre, leche frita flambeada con anís seco; hacía tiempo que no la probaba, realmente creo que desde la última vez que comí con José María, a él le encanta y a mí la verdad es que también. Casi las ahogamos en anís, pero estaban riquísimas.
Todo lo aquí expuesto se regó con dos botellas de  cava que nunca había probado y que encontré sensacional, su nombre “Perles Roses” de Naveran, me encantó.
En definitiva, excelente jornada, magnifica comida, y un lugar absolutamente recomendable para degustar cocina vasca de muy pero que muy alta calidad, y es que donde la materia prima se mima, todo lo demás viene por sí solo, incluido el éxito.

TXALAPARTA  C/ Sants ,146 · Barcelona ·  Telf. 934092019

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