Azarina Fussion
Esta vez fueron
los amigos Pedro Legaz y Cesar Puyal, los que me ayudaron a descubrir otro gran local
de la capital Aragonesa.
Zaragoza es
excepcional en este sentido y si te dejas llevar por la gente de aquí podrías
estar escribiendo permanentemente sobre grandes restaurantes y bares de la
ciudad y alrededores.
Esta vez fue el
Azarina Fussion, un local junto a la “Misericordia” y al hablar del mismo lo
haremos con mayúscula ya que se lo merece, por el trato, la simpatía y por lo
que realmente nos interesa la calidad de su vianda.
La carta ya de
por si es sugerente, amplia, muy extensa y que al que visita por primera vez el
local se te hace complicada la elección.
Un primer vistazo
a la misma ya se ve la devoción por las setas,
Boletus con trufa y foie, trompetilla amarilla, revuelto de setas etc.
vamos que a los que nos gustan estamos de enhorabuena.
Una mesa de 6
amigos fue esencial para poder degustar un excelente pica pica que no nos dejo
indiferente a ninguno por su calidad y sobre todo por lo cuidado del producto
presentado.
En nuestro caso
compartimos una ensalada de espárragos que no se si eran o no pero estaban “cojonudos” acompañada con salmón y una excelente vinagreta.
También una
magnifica ensalada de tomate de los de antes, de esos de huerta buena, de los
que tienen sabor y en definitiva son tan difíciles de encontrar hoy en día. La
ensalada iba con ventresca.
No pudimos dejar
de pedir también los espárragos naturales, se trataba de comparar, y tampoco defraudaron.
Por último unos magníficos
caracoles a la llauna.
De segundo cada
cual lo suyo, en mi caso una lubina salvaje cocinada a la donostiarra que
estaba impresionante, nada que objetar quizá su tamaño ya que había podido
servirse para una boda.
El plato que más
me impacto por su originalidad presentación y por ser la primera vez que lo
veo, fue unos huevos rotos con carabineros y ajetes tiernos.
Una delicia en
boca porque un huevo frito de por sí es un manjar pero acompañado por el
carabinero, bien exprimido, aprovechando hasta la última gota de la suculenta
cabeza del crustáceo y por supuesto todas la potencia del sabor a mar de este
bendito habitante de nuestros mares. La foto es anterior al proceso y en este caso arte de "romper" el plato. Es parte fundamental del plato la conjunción de todos los sabores.
Por último tengo
que decir que después de tiempos inmemorables, volví a ver como alguien tiene
la delicadeza y sapiencia para cuando un cliente te pide un Steak Tartar, hacértelo delante
suyo. Lo probé, estaba estupendo y como debe ser al punto del cliente y no del
cocinero. Buena carne, cortada a cuchillo y tratada con mimo.
Por ultimo un rape a la brasa, que al igual que la lubina y por los comentarios de Cesar estaba estupendo.
Todo lo aquí descrito
fue regado por varias (tres) botellas de Muga, ese vino tan bien elaborado y que nunca
jamás decepciona.
No hubo lugar
para postres pero sí para un excelente Gin Tonic en la magnífica terraza que dispone
el local.
De verdad, los de
la zona no dejéis de visitarlo, no deja indiferente a nadie y si hay que poner
un pero, que casi siempre lo hay en la sonoridad, el ruido en ocasiones se
apodera de la conversación y es un tanto incomodo, pero como diría aquel “a que
hemos venido hablar o a comer”. Pues eso.
Precio medio por persona sin privarse de nada 40 € aunque hay que añadir que a las copas fuimos invitados.
Felicidades.
C/ Ramón
Pignatelli - 124 Zaragoza Telf. 976 09 66 06
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