LA BOMBA BISTROT
La evolución que ha tenido en los dos últimos años este
restaurante es de estudio, y no por no esperado, por todo lo contrario. El
trabajo bien hecho siempre trae sus frutos y La Bomba lo ha demostrado.
Lo conocí hace aproximadamente tres años cuando fui con
la única intención de comerme un arroz con carabineros, uno de mis platos
preferidos, tan difícil tanto de encontrarlo como de que lo hagan bien.
Y en esa primera visita ya pensé escribirle un post, no
lo hice y la verdad no sé muy bien el porqué.
Hoy no tengo ninguna excusa y sí muchos motivos.
Tuve la ocasión de charlar con el propietario, no sé ni
su nombre, un apasionado, un hombre con ganas y un amante de su profesión. Un
día cualquiera de diciembre, sábado y el restaurante hasta los topes, dentro y
fuera en su terraza.
Me hizo varias sugerencias y la verdad eran todas más que
apetecibles; la primera y que me llamó mucho la atención fue “hoy tenemos un
plato muy catalán” que elaboramos con sipiones, salteados con butifarra negra y habitas. La segunda
sugerencia, una alcachofas fritas que previamente hierven con la misma proporción
de agua que de aceite de oliva, como bien me explicó o las comes en un
restaurante o no la comes, o quizá unos boletos cocinados a al horno
manteniendo todas sus cualidades y cocinados a 400ºC.
¡Qué dilema!, porque además está su carta, y algunos de sus
platos son extraordinarios, esos platos que recuerdo de otras ocasiones: como la extraordinaria rusa, o la centolla que sirve en su caparazón y que es
un 10.
Bueno, como hablando se suele entender la gente, le propuse
que quería comer un poco de todo; los que me siguen habitualmente ya me conocen
y pueden imaginarse que en ningún momento desvelé que me dedicaba a escribir en
un blog gastronómico.
La respuesta no se hizo esperar.
Como aperitivo, una extraordinaria crema de calabaza,
potente y sabrosa, mejor inicio imposible.
Luego las ya mencionadas alcachofas servidas con una yema
de huevo en el centro, no sé si más decorativo que por motivos de sabor ya que la
alcachofa por sí sola estaba de llorar.
Unos pocos boletus cocinados al horno manteniendo su
esencia y todo su sabor. ¿Qué queréis que os diga?. Una pena que esté en la
capital y no en mi ciudad, sería un asiduo.
La sorpresa del día fue cuando me sirvieron mi arroz. Sí, un magnífico arroz que podría firmar cualquier catalán, por sus ingredientes,
yo en mi tierra nunca lo he probado.
Arroz con sipiones y butifarra negra. Qué arroz, qué
potencia de sabor, qué grano, qué cocción: “que maravilla”!! unos de esos hallazgos que mantendré en la memoria y
pasará al futuro blog de “mis arroces preferidos” ocupando junto a los de Julian
Guash de la Masia de La Platja de Calafell, un lugar preferente.
Felicidades por la evolución, por el trabajo bien hecho, por la pasión por el trabajo y agradecerte que nos hagas disfrutar de esta manera.
De postre, Paulava, que como la carta indica es un
merengue francés, nata auténtica, vainilla de papantla, fruta de la pasión,
grosella, mango, frambuesa, fresa, etcétera. Dice que para muchos el mejor
postre de mundo.
Para beber un Gomariz, un magnífico Riveiro que fue el
compañero ideal a esta jornada inolvidable.
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