VILLOLDO

Vi una entrevista que hacía Rafael Ansón en el canal cocina a los responsables de este Restaurante en mayúsculas.
Por lo que contaron, es una sucursal de otro restaurante del mismo nombre que está en Palencia, que regentan las hermanas Pedrosa y a las que alguna segunda generación ya se ha unido. Después de atender el mencionado reportaje apunté el nombre y supe desde ese instante cual sería mi próximo restaurante  en Madrid para mi siguiente viaje a la capital.
Cocina castellana, sobria, tradicional pero con toques de innovación. 


Productos sensacionales, lo mejor de la huerta, lo mejor del mar y los mejores lechazos churros que he probado nunca, y creerme he dado la vuelta a España buscando el mejor lechazo y doy fe de haberlo encontrado.
No sé a quién leí una frase que me quedó grabada y que hoy al hacer esta reseña toma más fuerza que nunca: “Comer bien en un restaurante de renombre, no tiene mérito”. Quizá las hermanas Pedrosa llevan mucho tiempo, que seguro que sí, triunfando en tierras de Castilla, y es muy probable que su restaurante ya sea de renombre por la zona de Palencia. Hoy en Madrid ya pueden disfrutar del lujo de probar su cocina, de valorar la sapiencia, la dedicación y la ilusión que esta gente pone a su trabajo.
Yo, desde este humilde blog sólo puedo que felicitarlos y en nombre de todos los apasionados a este tipo de comida, darles las gracias.
Estos fueron algunos de los platos que compartimos.
De aperitivo nos sirvieron una crema de patata y remolacha tan buena como bonita la presentación.



Verduras a la grasa con huevo de corral a baja temperatura y chorizo de matanza. Unas verduras magníficas, de temporada, bien escogidas acompañadas de un estupendo huevo y la potencia del chorizo de matanza. Tan buenas que tuvimos que repetir y pedir otras.


Pulpo a la brasa con patata chafada al romero y su allioli de pimentón. Excelentemente cocinado, tierno y con ese acierto que es añadir un poquito de pimentón de la Vera al allioli.


Paletilla entreasada de lechazo churro de Palencia. Nada que decir, nada que opinar sólo daros un consejo, “No dejéis de probarlo”, los amantes de los asados tenéis una cita obligada, de verdad.


Chipirones en su tinta rellenos de patatas, jamón y huevo. Tiernos, frescos, ricos. Otro sobresaliente.


Natillas de huevo con helado de galleta María y caramelo de canela. Con este nombre y de Palencia, no hacía falta pensar mucho para saber que acabaríamos tomando este postre.


El  Pétalos del Bierzo de 2011 sirvió, en todo momento, para acompañar esta magnífica jornada.

El precio medio por persona fue de 60 €.

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