CAN SOLÉ
Desagradable visita a uno de los
restaurantes con más años de la ciudad, Can Solé, que dicen data de 1903. Ya son
años.
Seguimos en esa lucha que llamamos la
búsqueda de la mejor paella de la ciudad y después de las últimas decepciones
del Cheriff, del hundimiento definitivo de Casa Martínez, del buen inicio y mal
final del Barraca, y la decepcionante
tomadura de pelo del Paella Bar Boquería, decidimos, después de comprobar unas
hermosas y prometedoras fotografías en Instagram, presentarnos en Can Solé y
probar la paella.
Los comentarios no eran precisamente
muy buenos, el local decepcionante en cuanto a su aforo; un viernes y no había ni media entrada y sobre todo una
carta donde conté que se hacen ni más ni menos que 15 tipos de arroces
diferentes.
De primero, unos chipirones
encebollados, correctos, hay que ser justos y decir que estaban buenos. 26 € el
platito de chipirones.
Lo de los precios de este local
también es de estudio. Una plato de buñuelos lo cobran a 19 € y para justificar
el precio le ponen piñones. ¡Desde luego!
Luego vino la decepción, una paella
que de todas las que he comido en restaurantes que tienen la desfachatez de
cobrarte más de 20 € por un arroz, ha sido el peor de todos con diferencia. Con
una cigala de dudosa procedencia y dos mejillones acompañando el plato, ni una
gamba, ni una almeja ni siquiera la bondad de un fumet sabroso, y para terminar
de rematarlo pasado de cocción pero a unos niveles propios de paella de menú de
los jueves.
¡Qué digo!, les aseguro que he comido paellas de menú mucho más
dignas que ésta.
Y claro, por desgracia el arroz se
quedó en el plato y llega el camarero y con una sonrisa propia de cualquier
telefilme sudamericano pregunta ¿Qué no les ha gustado? Pues mire usted, cuando
dos personas se dejan un plato de arroz entero, cuando solo son capaces de
abrir dos veces la boca para ingerirla, con un esfuerzo sobrehumano, y cuando
mientras están haciendo eso el tema de conversación era “donde vamos a ir a
merendar esta tarde”, la respuesta es obvia: “NO, ES MUY MALA”.
Y un humilde servidor, cuando dice
esto de manera categórica y poco dubitativa, solo espera que lo dejen en paz,
que me dejen respirar dos veces y así poder calmar mis ansias de decir todo lo
que pienso. Pero no fue así, el camarero vuelve al ataque y tiene los santos
c…… de decirme: Me pregunta la cocinera que quiere saber porque no les ha
gustado.
¿Y no sería más fácil que lo probara?,
no sería más fácil que metiera una cuchara en el fumet, si es que usan, o en el
agua hirviendo en su defecto, y probara que no sabe a nada.
Y no sería más fácil que si la pobre
mujer no sabe más, le compraran un reloj de cocina para que pudiera medir los
tiempos de cocción.
Y no sería más fácil que el señor
propietario algún día se pidiera una paella y se diera cuenta que se le va a ir
a la mierda un negocio de más de 100 años. En fin, que cansancio, de verdad.
Lo peor es que encima la cocina está a
la vista y después de mi respuesta vas viendo las caras de extrañeza, de cómo
unos y otras van comentando, cuchicheando y seguramente poniendo a parir “al
cretino del cliente que no tiene ni puta idea de lo que es una paella”.
Pues sí, y le aseguro y garantizo que
si me pongo en los fogones la haré mil veces, mil, mejor que ustedes, sin
ningún género de dudas y sin ninguna falsa modestia.
De postre, Coulant de chocolate negro y blanco.
Lo mejor del día. Estaba francamente bueno, la pena es que no fuimos por el postre,
fuimos a comer arroz.
Para beber, una botella de Annolia, un
Chardonnay de Raventos Rosell de 6 € en tienda y a 19 € en Can Solé.
A la hora de pagar, pedía la cuenta y
como una flecha viene la cocinera hacia mí y me dice “a la paella están
invitados. En Can Solé cuando no gusta una cosa, no se paga”. Como me fastidia,
a mi no me gusta nada que me inviten, si voy al restaurante es a disfrutar y no
para salir con un cabreo del quince por culpa de la incompetencia del personal.
He repasado unos cuantos comentarios
de Tripadvisor sobre la paella de este local, quería comprobar si yo era una
rara avis, veo que no, que por desgracia para ellos suele ser bastante
frecuente. Una pena
Uno se pone a pensar y dice, y porque
en lugar de tanto arroz no hacemos uno pero excepcional, un arroz como esos que
puedes comer en Alicante en el ALFONSO MIRA, en Valencia El MORNELL , en Denia CASA DE L'ARRÒS, en Altea EL CRANC y
aquí en Cataluña, La Masía de la Platja
de Calafell.
No es complicado, de verdad que no, es
ganas, sapiencia y sobre todo dos cosas básicas e importantes: producto y
cariño.
Luego ha llegado la moda de los
caldosos, los melosos, los de bogavante, lo de espardeña, en fin que hay más
arroces que teclas tiene mi ordenador y personalmente pienso que es una memez.
Donde realmente se demuestra si uno
sabe y conoce la técnica es en la paella, sea de lo que sea pero arroz seco
señores. Todo lo que vaya con adjetivos “caldoso”, “meloso”, “cremoso”, etc. etc.
pues para el guiri o para el amante del Rissoto.
Hasta dentro de la propia Comunidad
Valenciana, tienen versiones diferentes de lo que significa la auténtica Paella,
y la mayor riqueza que tienen es justamente en los matices diferentes y únicos
que incorpora cada uno a “su Paella”.
Ha llegado el momento de dar GLORIA a
esos establecimientos que tratan el arroz y sus recetas de auténtica Paella con
respeto, profesionalidad y cariño y desde aquí, desde Pues Iremos iremos informando
de lo que encontremos en un apartado del blog que se llamará “Solo Arroz”.
Aquí analizaremos desde cero, todos
los restaurantes que tengan paella en su carta dando nuestra opinión de una
manera objetiva, sincera y sobre todo y como no pudiera ser de otra manera,
anónima.
CAN SOLÉ c/ Sant Carles 4 · 08003 Barcelona · Telf 932215012
Comentarios
Però fa uns 5 anys, vaig decidir que no hi tornaria, donat el canvi que havia experimentat.
Vaig anar acompanyat d'un bon amic d'aquells que són presa fàcil de l'engany.. I el cap de sala (o propietari), un home molt gras, va aprofitar per "suggerir-nos" alguns plats que ell va acceptar i jo vaig callar per no trencar el bon rollo i que van comportar una de les enredades més grans que he sofert en un restaurant... Ni tenien qualitat i el preu va ser abusiu...
No hi he tornat ni tornaré...