LA TAVERNA DEL CLINIC


Uno de esos locales que poco a poco, año tras año y con esfuerzo y unas ganas tremendas de posicionarse, ha logrado el difícil mérito de estar entre los grandes de la ciudad.


La verdad es que hay que felicitarlos por su evolución y esta evolución no es otra cosa que el resultado del entusiasmo, acompañado de sapiencia y una gran facilidad para elegir el producto, siempre de calidad. También el estar al lado del añorado Santi Santamaria tendría algo que ver, ¿no?
Dicho esto hablemos de lo que nos ocupa que es nuestra comida compartida entre tres comensales bien avenidos.
De primero, las bravas de la taberna. Muy buenas, las patatas inventadas por Arola y que tantos han imitado, algunos de ellos con mayor éxito que el impulsor, todo sea dicho.


Erizos frescos con espuma de yema de huevo y algas bretonas. Uno de los platos que más me sorprendió de los que probamos. Original, fresco y a la vez ligero. Muy rico.


Canelón de pato rustido con boletus y parmesano. Pues más de lo mismo. Extraordinario, potente, contundente y sobre todo sabroso, muy sabroso.


Pulpo a la gallega con espuma de patata. Otra sorpresa, en este caso y en esta ocasión un punto falto de sal, por poner alguna objeción pero el plato, tanto en presentación como en concepción del mismo, no tiene nada que se pueda reprochar.


Huevo poché con setas, butifarra y carpaccio de gamba. Extraordinario plato, sensacional presentación e inolvidable recuerdo para nuestras papilas gustativas.


Un rabo de toro guisado con vino del priorato y escaluñas o chalotas. Estaba bueno, sin más, no fue el plato que más me gustó y realmente es mejorable al igual, por cierto, que los enunciados de los platos.


Si en Cataluña no tenemos toros y los astutos nos han privado de “la fiesta”, pues dejemos de engañar al personal con los nombre y tengamos la valentía de llamarlo rabo de vaca. Si no hay toros, no hay toros para nada, ya está bien de tanta farsa.

De postre y para finalizar el festín, que lo fue, un surtidos de quesos, que no desmereció en absoluto el resto de platos.


Unas cervezas de aperitivo y como inicio de este magnífico almuerzo, que posteriormente fue regado con un Cava Perles Rosas de Naveran, para mi uno de los cavas más equilibrados que existen y al que alguna vez alguien le hará justicia. Bueno, de hecho ya se la hicieron en el año 2010 cuando fue reconocido  como mejor cava rosado de España y Parker lo puntuó con un 91/100.

Todo lo anteriormente descrito nos costó 145 €.
Felicidades a estos señores de la Taverna, lo fácil no es llegar si no mantenerse y aquí lo han conseguido día a día.


LA TAVERNA DEL CLINIC      Rosellón 155 · 08036 Barcelona · Tel.: 934 10 42 21

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